El domingo pasado se enfrentaron Atlanta contra Nueva Chicago en el estadio Don León Kolbowski ubicado en Villa Crespo. En el segundo tiempo, se fue expulsado Arnaldo González, jugador del equipo de Mataderos y se retiró del campo de juego haciendo gestos antisemitas para provocar a la hinchada del Bohemio. En TT Sports, por Radio Trend Topic, estuvimos en conversación telefónica con el responsable del agravio.
Por Ignacio Sonderéguer.
El club Atlanta fue fundado en 1904, pero no es recién hasta los años cuarenta que el club empezó a tener una identificación con la comunidad judía. Este proceso, que comenzó con la inmigración que provenía de Rusia, Ucrania o Polonia, se consolidó en el año 1959 cuando León Kolbovsky asumió como presidente. Desde ese entonces, las hinchadas rivales hicieron costumbre expresar lemas antisemitas durante los partidos a modo de provocación. En mayo del 2000 el estadio sería bautizado: “Don León Kolbowski”.
El domingo pasado (8 de marzo), Arnaldo González, obligado a retirarse del juego por una expulsión, hizo gestos discriminatorios hacia la hinchada local. Arnaldo, que había expresado sus disculpas en la cuenta oficial de Twitter de su equipo, habló en el aire de TT Sports: “Siento mucha vergüenza. Herí a muchas personas. Lo primero que hice al llegar a casa fue ver el video. Me sentí muy triste y muy mal porque no soy así, no soy de esa manera. Me superó la situación porque recibí insultos de la tribuna”.
El fútbol suele ser un espacio retrógrado. Un portal al pasado. Un lugar en el que aún se aceptan prácticas que en cualquier otro ámbito serían inadmisibles. En pos de proyectar una imagen de supuesta hombría y fortaleza, se permiten cantos sexistas, xenófobos y discriminatorios. Bajo el mandato del folklore (y como excusa), aceptamos costumbres tal cual fueron heredadas y, como vienen, son reproducidas. Tal es el contraste entre lo políticamente correcto fuera de un estadio y lo que ocurre dentro de él, que vivimos de manera natural expresiones de odio durante un espectáculo. Mismas expresiones que, en cualquier otro marco, serían motivo de indignación. “Me cayó la ficha cuando entré al vestuario y vino el vicepresidente -Alejandro Korz-. Entendí que le había hecho mal a mucha gente”, explicó el entrevistado, como si al salir del césped volviera a la realidad. Luego, agregó: “La gente que me conoce sabe que no me manejo de esa manera, fue un momento de calentura”. «Tengo que dar otro ejemplo. Es mi trabajo. No lo pude controlar, no pensaba, estaba ido”, concluyó.
“El futbolista argentino se acostumbró a recibir insultos. Nos tiran monedas, encendedores, hielos o nos escupen. Cada vez que tirás un tiro libre la policía tiene que protegerte. No está bien lo que hice ayer, tampoco lo que hace la gente. Tenemos que ser conscientes de que nos lastimamos entre nosotros. Yo sé que herí a muchas personas”, descargó El Pitu. Sin justificarse, el enganche de Chicago dio un panorama más completo de lo que es el escenario futbolístico que se vive todo los fines de semana.
“Si viene una sanción dura, lo voy a sentir mucho. Porque vivo del fútbol y mi familia también. Pero hay que poner la cara. Ojalá sepan entenderme, que acepten mis disculpas y se me perdone» lamentó González, que jugó algunos años en primera división pero la mayoría de su carrera estuvo en el ascenso. En la misma línea de reflexión, continuó: “Soy consciente de que es mi trabajo. Siempre estoy expuesto a los insultos, a las expulsiones y tengo que actuar de otra manera. No es el ejemplo que tengo que dar. Sino que quiero mostrar que me divierto en la cancha y que hago lo que me gusta. Es importante por los chicos de inferiores, tanto de Chicago, como de otros equipos que nos miran”.
El Pitu se comunicó al día siguiente de lo sucedido con la dirigencia de Atlanta y se contactó con el vicepresidente para ofrecerle su disculpa de manera personal. Todavía no tuvo respuesta, pero él espera “que me devuelva el mensaje”. Al menos, aspira a ser escuchado. “No espero que me entienda”, aclaró. Por último, usó el espacio para hacer énfasis en lo siguiente: “No tengo nada contra la gente de Atlanta, ni de ninguna religión, nada en contra de nadie, fue un momento de calentura y momento que no estaba pensando. Pido disculpas a la gente de Atlanta y a la comunidad judía”.