Hernán Fonseca: «Diego me dijo que sus piernas eran mis piernas y me lo dijo a mí; fue para mí»

Hernán Fonseca, actual coordinador del área de discapacidad de la municipalidad de Totoras (Santa Fe) y quien sufrió un accidente de tránsito a sus 20 años por el cual quedó en silla de ruedas, estuvo en el aire de TT Sports, con Juan Pablo Francia y Renzo Masciotra, emitido por Radio Trend Topic, y contó el día en que Diego Maradona le regaló sus piernas.

Por Ignacio Sonderéguer.

«Le di la 10 de Unión de Totoras y él me dio la suya. Ahí me abraza y me dice: ‘Fuerza loco, no te caigas, la gente te quiere. Dale con todo. Mis piernas son tus piernas'», contó quien hoy atesora su recuerdo más que nunca, tras el fallecimiento del pibe de Fiorito. En el pueblo de Totoras, el 6 de mayo de 1995, Maradona fue a jugar un partido amistoso. Hernán aclaró: «No fue como leí en algún lado que era un partido a beneficio. El tema era que a Diego se le terminaba la sanción y quería entrar en ritmo en cancha de 11«. Hernán cuenta que Diego llegó al lugar con su famoso Montero negra. «Me lo presentaron entre 15 periodistas locales. Imaginate, re pocos», contó.

Hernán estaba por cumplir 21 años en ese momento. Su encuentro con el Dios del fútbol le dio un impulso definitivo para enfrentar la vida. Hoy es el responsable del Área de Discapacidad de Totoras. A 25 años de lo sucedido, reflexionó: «Si hubiera sido hoy, no hubiera alcanzado el pueblo. Jugamos en una cancha sin tribuna, con gente arriba de las plantas. Inimaginable para cualquiera que le gusta el fútbol y es maradoniano».

«Estuve en el vestuario con Diego. Me hablaba y me gastaba porqué era arquero. Me pedía que le pase las vendas y la camiseta, como a un nene. Y y solo respondía que sí. Tuve en mis manos los mismos botines con los que le hizo el famoso gol a Grecia«, dijo, haciendo referencia al triunfo de la Albiceleste 4 a 0, el último partido de la Selección del Diego.

En 2005, cuando Diego tuvo un problema cardíaco, Hernán le escribió una carta, titulada «MI CORAZÓN ES TU CORAZÓN». Hoy lo recuerda con cariño. Por estos últimos días, dijo: «Dudé con hablar en los medios pero sentí que era la mejor manera de hacer un homenaje, por lo menos humilde. Desde donde puedo». Y terminó: «Diego es la pelota. Es fútbol. Es amor. Es pasión. Y lo más cercano a un Dios creíble y terrenal, al que pude tocar. Los otros, hasta que me muera, no puedo asegurar que existan».

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