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El exjugador de Newell’s, River, Ajax y la Selección argentina, Mauro Rosales, dialogó con TT Sports, en Radio Trend Topic, y recordó la histórica medalla de oro obtenida en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. «La experiencia vivida y el plantel que se formó fueron increíbles», expresó.
Corría 2004 y, luego del duro golpe de la eliminación temprana en el Mundial Corea Japón 2002 y la posterior derrota en la final de la Copa América 2004 frente a Brasil, por penales, la Selección argentina afrontaba los Juegos Olímpicos de Atenas bajo la conducción de un discutido y criticado Marcelo Bielsa. Con un plantel que mezclaba experiencia y juventud, lograría una consagración histórica para el fútbol nacional, en un día inolvidable para el deporte argentino: el 28 de agosto de 2004, los seleccionados de fútbol y básquet serían de oro.
Mauro Rosales, integrante y pieza clave de aquel plantel, recordó: «Casi el mismo plantel de aquella final de Copa America ante Brasil fue el que disputó los Juegos. Y lo hicimos con muchísimas ganas y muchísimo compromiso». Y agregó: «Ni siquiera goles nos hicieron. Pero, pesar de que pareciera que fue fácil para nosotros, fue durísimo. Por eso pudimos conseguir la medalla después de tantos años. La medalla de oro en los Juegos Olímpicos es el mayor título que he obtenido. Pero es injusto elegir un logro como el mejor. Porque cada uno me dio fuerza y me mejoró».
En torno a la Selección argentina y la exigencia y controversia que permanentemente la rodean, Rosales manifestó: «La Selección siempre está en el ojo de las críticas. Injustamente, no nos conformamos con una buena actuación o un segundo puesto». Y añadió: «En Corea Japón 2002, muchos de los que estuvimos en Atenas habíamos sido sparrings. Y eso nos había golpeado muy fuerte. Pero, como juveniles, nos formamos mucho. Pero el fútbol y el deporte son así. Te levantás y podés tener un buen o mal día. Nadie te perdona los errores».
Acerca de aquel período que culminó con la primera medalla de oro olímpica en la historia de la Selección argentina, Mauro Rosales dijo: «El proceso que nosotros pasamos para alcanzar la medalla no fue de la noche a la mañana. A los 16, nos quedábamos tres días por semana entrenando con la Selección«. Y continuó: «Nosotros trabajábamos de sparrings con Mascherano cuando muchos ya habíamos debutado en Primera y él todavía no. Y los procesos de hoy día no son así. Las generaciones de los distintos seleccionados Sub 20 nos íbamos juntando en la mayor. Hoy día, llegan, se ven tres días y no pueden entrenar juntos. Es muy difícil».
En relación a las figuras de Marcelo Bielsa y José Pekerman, dos de los entrenadores más significativos de las últimas décadas de la Albiceleste, Rosales aseveró: «Pekerman y Bielsa son los entrenadores que más han marcado a los juveniles. José, por haber seleccionado a todos. Y Bielsa, por habernos dado rodaje y experiencia». Y siguió: «Bielsa nos dio el roce que hacía falta para crecer futbolísticamente. Yo tenía 17 y me marcaban Samuel, Sensini y Pochettino. Eran momentos de mucha seriedad. Marcelo #Bielsa de verdad está loco. Pero por el fútbol, el trabajo, el compromiso y la dedicación. No le gusta perder ni a la bolita. Un loco muy lindo».
Respecto a la experiencia de haber sido conducido por el actual entrenador del Leeds United de la League Championship de Inglaterra, Marcelo Bielsa, Rosales manifestó: «Con Bielsa, teníamos una hora de entrenamiento y sabíamos que no nos podíamos confundir. Ni siquiera tirar una pelota mal. Y eso nos hacía mejores». Y ahondó: «Bielsa me agarraba y me decía: ‘Crespo corre para un lado, Batistuta para el otro y vos se la tenés que poner en la cabeza’. Y si le erraba, me mataba».
En cuanto a su presente, su vínculo con el fútbol y lo que depara para su futuro, Mauro Rosales contó: «Es durísimo dejar el fútbol. Me vine a Alumni de Villa María (Córdoba) para despedirme con mi familia. Pero no me puedo quejar de todo lo que he hecho y logrado en mi carrera». Y concluyó: «Pienso dedicarme a mirar fútbol y buscar talentos para la MLS y los clubes en los que jugué. Voy a disfrutar desde ese lado».
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