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Bajo la mirada de los 67.173 espectadores que se hicieron presentes en Wembley, la «Nazionale» derrotó a Inglaterra por penales y se quedó con la segunda Euro de su historia.
Por Matías Monteagudo.
53 años tuvieron que pasar para que Italia vuelva a festejar en el torneo continental más importante de Europa. Una Selección que no llegaba como favorita, que no era candidata, pero que siempre apostó a su juego y tuvo el premio máximo.
Roberto Mancini fue el artífice de este equipo, que atravesó la fase de grupos con puntaje perfecto luego de vencer 3-0 a Turquía, 3-0 a Suiza y 1-0 a Gales. En octavos de final, sufrió más de la cuenta y recién en el alargue pudo sacar diferencia ante Austria, en un partido que ganó por 2-1. En cuartos, llegó el primer batacazo de la «Azzurra», que eliminó a uno de los máximos candidatos como era Bélgica con un resultado de 2-1 que pudo ser más abultado. En semifinales, se enfrentó a España y, luego del 1-1 en los 120´, se impuso desde los doce pasos.
La final fue contra Inglaterra, que buscaba su primer título continental y se puso en ventaja rápidamente con un gol de Luke Shaw a los 2 minutos de juego. Sin embargo, Italia reaccionó en el segundo tiempo y llegó a la igualdad gracias al tanto de Leonardo Bonucci. La paridad se mantuvo en los 90´ y se extendió en los 30´ de la prórroga, por lo cual, el nuevo campeón se definiría por penales.
Después de una serie bastante errática desde ambos lados, Gianluigi Donnarumma le atajó el penal decisivo a Bukayo Saka y, con un 3-2, Italia se consagró en Wembley y se convirtió en el nuevo rey de Europa.
