Alejandro Korz, exvicepresidente de Atlanta, contó sus diferencias con Gabriel Greco y por qué Atlanta no respaldó a San Martín de Tucumán en el reclamo por los ascensos. Explicó los retorcidos manejos en AFA que hicieron que se aleje de la política. Habló sobre Toviggino, Tapia, Angelici y los dirigentes del fútbol argentino y el esquema de poder que no permite disidencias. «Si bien el cargo lo tiene Tapia, a veces Pablo Toviggino es quien maneja y toma decisiones. Al que está en el poder no se lo investiga cuando está, sino cuando se va», dijo en TT Sports, por Radio Trend Topic.
Por Ignacio Sonderéguer.
Genera suspicacias el hermetismo en los pasillos de Viamonte. Roberto Sagra, presidente de San Martín de Tucumán, resaltó en el último tiempo por ser la única voz opositora a las decisiones tomadas por la dirigencia de la AFA. Sorprendía también que Gabriel Greco, presidente de Atlanta, el otro equipo puntero de la Primera Nacional, no se sumara públicamente al debate. Alejandro se cansó de la hipocresía de sus pares y decidió tomar distancia. Dejó el cargo y la política hace unas semanas, para poder decir las cosas como son. «Todos los dirigentes salían a retwittear todos lo mismo al mismo tiempo. Me da pena a mí. Una especie de obediencia debida», observó.
«Hay temor de traerle un perjuicio a tu club, como pasó con Passarella, con Gallardo, que sale a hablar y le salen en fila a responderle, o con Roberto Sagra, que ahora tiene un expediente en el comité de ética de AFA. Por haber ido al TAS, no por sus injurias como alegaron», explicó. De hecho, Alejandro intentó hablar con Greco para reclamar por los intereses de Atlanta, la respuesta del presidente fue: «si igual no vamos a conseguir nada aunque tengamos razón, para qué reclamar». Korz no solo se mostró en contra del «sistema único de pensamiento» sino de que el criterio que lleva la dirigencia es intentar tener a todos contentos, antes que decidir por lo qué es justo: «Si en la situación de Atlanta estuviera River, ¿qué se decidiría? No es así como se debe gobernar».
Dentro del esquema de poder, ponderó la figura de Pablo Toviggino, del que contó algunas intimidades. «No sé si antes de la pandemia la gente sabía quién era Pablo Toviggino. Lo concreto es que hace menos de cinco años no había un equipo de Santiago del Estero en Primera División, como pasa con Central Córdoba. No había un equipo en Nacional, como Mitre, ni otro a punto de subir al Nacional como pasa con Güemes. Mucho menos un estadio como el que construyeron que costó más de 300 millones», dijo. Del mensaje amenazador de Toviggino que se había filtrado hace dos semanas, confirmó que «está en el grupo de WhatsApp de la Primera Nacional y en los celulares de todos los directivos».
El entrevistado fue de una figura política a otra, mostró cada arista del círculo de poder del fútbol argentino. Se detuvo en Daniel Angelici, expresidente de Boca Juniors, al que definió como «una especie de pulpo que se metió en todos lados». Contó: «A mi me tocó discutir con Angelici cuando quería instalar las Sociedades Anónimas Deportivas y amenazaba con la Ley Penal Tributaria para que le voten a favor». De hecho, estuvo cerca de votarse en AFA, cuando Alejandro formaba parte del Comité Ejecutivo. «No había quórum y llamaron presidentes de clubes a la noche a firmar el libro para decir que estuvieron en una reunión en la que no estuvieron«, dijo. También contó de la influencia de Sergio Rubén Brodsky, titular de la IGJ y muy cercano a Angelici, para que la votación fuera a mano alzada cuando debía ser en forma secreta. Hoy Angelici perdió un sector importante de poder en la política por la derrota en elecciones frente a la fórmula de Ameal y Riquelme, la nueva dirigencia Xeneize. «Las elecciones de AFA se adelantaron porque hay una necesidad de mostrarle al gobierno nacional de que se lo aparta a Angelici, un gesto para mostrar que nos despegamos del que era cercano a Macri», contó.
Alejandro señaló que, si no se habilitaron los entrenamientos hasta ahora, no es solamente por la cantidad de casos de Covid en el AMBA, sino que «están esperando que casi mil jugadores queden libres». La intención es sacarse de encima un costo: los contratos. Comparó a Tapia con Grondona por la búsqueda de la permanencia en el poder. «Va camino a una tercera reelección que se lo permitirá la letra chica», dijo. Tiró para todos lados. Calificó de «llamativas» las recientes declaraciones que hizo Nicolás Russo, presidente de Lanús; se lamentó por la expresión de Esteban Quinodoz, vicepresidente de Patronato, que celebró la anulación de los descensos al decir que tenía un champagne en la heladera. «En un contexto de pandemia, dice que celebra, es poco feliz», aseveró.
Después de 18 años de experiencia, decidió dar un paso al costado: “Es mentir decir que uno no tiene miedo, lo que lográs es seguir adelante, a pesar de eso. He tenido amenazas a mi familia y hacia mí por distintos motivos en todos estos años». Luego, concluyó: «Ahora que renuncié tengo libertad, si yo hablaba antes, después nos expulsaban a 3 jugadores o nos cobraban 2 penales en contra«.
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